
En esta ocasión quise ir un poco más deprisa de lo habitual, y empecé a un ritmo algo alto, junto con mi compañero Miguel. En la segunda mitad lo pagaría, pero aun así hice la mejor media de mi vida en este tipo de pruebas y llegué a meta de día, lo cual no era habitual hasta ahora en pruebas de esta distancia.


Miguel y yo llegamos a las 20:15 h, aunque él iba un poco más fresco y podía haber llegado incluso antes. En los últimos 40 km, el cansancio acumulado, sobre todo por la lucha contra el viento en el llano del Tajuña, me dejó bastante tocado. Al final fueron 12 h 21 m de pedaleo continuo, y algo menos de dos horas en paradas. A 24,2 km/h de media en 300 km con más de 2600 metros de desnivel acumulado. No está mal.

Entre Armuña y Aranzueque seguimos haciendo relevos, pero algo más desorganizados, y el ritmo se rompió definitivamente en la subida a Pozo de Guadalajara, donde cada uno fue a su ritmo y yo constaté que los kilómetros y el viento habían hecho mella en mis piernas, por lo que subí con las últimas unidades. Nos reagrupamos arriba para afrontar los últimos kilómetros juntos, temiendo el siempre complicado paso por la ciudad de Alcalá de Henares, rumbo a nuestra meta de Algete.
Ha sido la brevet más táctica de mi vida.