La primera etapa del Proyecto Covadonga consistía en mi participación en la Clásica Ciclista Internacional Lagos de Covadonga.
La climatología no nos dio tregua. Empezó a llover la noche anterior, y estuvo lloviendo prácticamente todo el tiempo hasta que acabó la ruta.
Bajo uno de los arcos de salida me encontré con mi viejo amigo Roberto Gacía, con el que coincido muchas veces. Nuestro planteamiento era muy conservador, y lo cumplimos a rajatabla. Aun así, el primer tramo de la prueba, hasta Llanes, se pasó en un suspiro. Sólo recuerdo las piraguas apiladas junto al río Sella, en Arriondas, y la estampa gris de las playas cerca de Ribadesella en medio de la lluvia.
Ir metido en pelotones, concentrados para evitar los frenazos, especialmente en un día lluvioso como el sábado, te lleva a no fijarte en demasiadas cosas, más que el propio discurrir del pedaleo. Después subí bastante tranquilo los puertos de la Tornería (donde me relajé y grabé algunas tomas panorámicas con mi cámara de vídeo) y la Rebollada, hasta el punto de sentirme excesivamente fresco en el descenso de este último y en los falsos llanos camino de Soto de Cangas. Seguía lloviendo y tenía frío, así que me lo quité acelerando bastante en el llano. Llevé al grupo en persecución de los pelotones que se veían a lo lejos, y al final nos reunimos un buen número de ciclistas antes de girar en dirección a Covadonga.
Al poco de pasar el control de chips pinché la rueda delantera. Un amable espectador vasco vino a taparme con un paraguas. Me dijo que era ciclista, pero había desistido de salir por la mañana ante la cantidad de agua que estaba cayendo. Hizo bien.

Pero como esta crónica va a quedar muy corta, va a ser mejor ilustrarla con un vídeo de los mejores momentos. Podéis verlo a continuación:
Más adelante realizaré una crónica más completa de todo el Proyecto Covadonga, incluyendo mi travesía por el norte de la península ibérica para regresar en bicicleta hasta mi ciudad, Madrid, tras participar en la marcha.
La organización, como siempre, excepcional. En las bajadas los voluntarios se volcaron especialmente en señalizar y avisarnos en cada una de las curvas que, con el piso mojado, en ocasiones se volvían muy peligrosas. Y los avituallamientos, muy bien organizados y aprovisionados. No faltaba de nada.
Me encanta esta prueba, pero las tres veces que he subido en bicicleta he tenido lluvia. Habrá que volver en más ocasiones para ver si un año de estos puedo disfrutar de la maravilla que es el sol en los Lagos de Covadonga.
...y al día siguiente... la segunda parte de mi proyecto Covadonga, con el regreso a Madrid en solitario... puede verse en este enlace.
...y al día siguiente... la segunda parte de mi proyecto Covadonga, con el regreso a Madrid en solitario... puede verse en este enlace.