Una jornada digna de recordar. Para muchos era la primera vez que se enfrentaban a una pedalada nocturna. Hubo algunas dudas a la hora de plantearse la ruta y algunos prefirieron adaptar el recorrido a sus necesidades, pero el plan original era terminar comiendo churros en Valdepeñas, y así lo hicimos.
Hubo que repartirse para conducir el coche escoba y fue una sabia decisión. Amablemente se prestó Domingo, de la Peña Ciclista Alcalaína, a hacer la primera parte. El coche fue aportado por Juan Leonardo, ciclista y propietario de Grúas Alcalá. No tenemos con qué agradecer la estupenda predisposición al sacrificio de Domi. Ya lo demostró en el Dessafio 2009 y sigue dando muestras de ello. GRACIAS COMPAÑERO!!
A partir de Frailes tomó el relevo en el coche un esforzado Remi, otro de los que nunca fallan cuando hablamos de generosidad, y desde Castillo se puso a los mandos Rubén, acompañado por mí mismo como copiloto, ya que no conocía muy bien el terreno. Vimos amanecer en la ladera de la Morenica, sobre las cascadas del río Grande, y seguimos al grupo de supervivientes intentando animarlos hasta coronar Chircales, donde ya se podía considerar que la prueba estaba superada.
Los churros estaban de lujo.
Y como más vale una imagen que mil palabras, paso a expresarlo en fotos:
- El descenso:

- Pequeño contratiempo

- Dos figuras. Infinitas gracias, Juan Leonardo!!
- Nunca hemos llegado así de frescos a la Sierra del Trigo

- Sin comentarios:

- En Frailes:

- Nacimiento del río San Juan:

- Amanece sobre el río Grande

- Alto de Chircales, el último escollo superado:

- La recompensa prometida:

Podéis ver todas las fotos en:
http://picasaweb.google.es/jj99211/20100725DessafioNoche#
Y, tachán... este es el vídeo:
-> Trailer de 100 segundos:
-> Versión completa del vídeo:
Hubo que repartirse para conducir el coche escoba y fue una sabia decisión. Amablemente se prestó Domingo, de la Peña Ciclista Alcalaína, a hacer la primera parte. El coche fue aportado por Juan Leonardo, ciclista y propietario de Grúas Alcalá. No tenemos con qué agradecer la estupenda predisposición al sacrificio de Domi. Ya lo demostró en el Dessafio 2009 y sigue dando muestras de ello. GRACIAS COMPAÑERO!!
A partir de Frailes tomó el relevo en el coche un esforzado Remi, otro de los que nunca fallan cuando hablamos de generosidad, y desde Castillo se puso a los mandos Rubén, acompañado por mí mismo como copiloto, ya que no conocía muy bien el terreno. Vimos amanecer en la ladera de la Morenica, sobre las cascadas del río Grande, y seguimos al grupo de supervivientes intentando animarlos hasta coronar Chircales, donde ya se podía considerar que la prueba estaba superada.
Los churros estaban de lujo.
Y como más vale una imagen que mil palabras, paso a expresarlo en fotos:
- El descenso:

- Pequeño contratiempo

- Dos figuras. Infinitas gracias, Juan Leonardo!!

- Nunca hemos llegado así de frescos a la Sierra del Trigo

- Sin comentarios:

- En Frailes:

- Nacimiento del río San Juan:

- Amanece sobre el río Grande

- Alto de Chircales, el último escollo superado:

- La recompensa prometida:

Podéis ver todas las fotos en:
http://picasaweb.google.es/jj99211/20100725DessafioNoche#
Y, tachán... este es el vídeo:
-> Trailer de 100 segundos:
-> Versión completa del vídeo:










Este año la cima del Veleta presentaba tal cantidad de nieve acumulada que la Organización tuvo que prescindir de los dos últimos kilómetros. Aun así, para llegar a la zona donde se instaló la meta tuvimos que superar algunas zonas umbrías donde la nieve se acumulaba a ambos lados, que las máquinas quitanieves habían convertido en preciosos desfiladeros blancos. 
En la salida charlé un rato con Víctor, un ciclista madrileño que había viajado solo, por primera vez en su vida, para hacer esta marcha. Al final me encontré con él en un par de puntos más, y terminó comiendo con nosotros al final de la ruta.
Desde el principio cogí mi propio ritmo, dejando pasar las ruedas de Jaime, Nono, Manolo Villegas y Paco Arjona, porque ellos tienen otro ritmo y me sacarían de punto. Adelanté a los ciclistas de montaña de El Ronquillo, capitaneados por Rafael Vizcaíno, uno de los héroes del Veleta, participante fijo desde hace un montón de ediciones, siempre luchando contra sí mismo. Sus crónicas son conocidas en el mundillo del Veleta, y en varias ocasiones le han dado un premio por su coraje, pero esa es otra historia. Mantuve un promedio de 11-12 kms/h durante los primeros 15 kilómetros de ascensión, acoplándome a diferentes grupos. La subida fue más o menos como siempre, con grupos de abnegados y abnegadas acompañantes apostados en las cunetas, animando al paso de sus familiares y amigos. El primer avituallamiento llegó muy rápido, me sorprendió porque me encontraba bastante bien. La verdad es que no había forzado nada, por mi propia decisión de subir al ritmo que me marcara mi cuerpo. Ni lento, ni rápido. Paré brevemente y seguí hacia arriba. En mi camino entablé fugaces conversaciones con compañeros circunstanciales de ruta, como un ciclista con una reclinada que tenía pinta de pesar una barbaridad. 
Durante la subida fui adelantado en varias ocasiones por varios ciclistas que usaban bicicletas con apoyo eléctrico y se paraban al poco rato. Se ve que eran de una empresa que utilizaba la prueba como escaparate publicitario. 
Al cruzar la barrera me volvió a adelantar una de las bicicletas eléctricas, pero alguien de la Organización obligó al ciclista a darse la vuelta, porque tenía orde de "no dejar pasar ningún vehículo a motor". No tengo muy claro que se le pueda prohibir el paso a una bicicleta con batería y motor eléctrico en un parque natural. Al fin y al cabo, no es un motor de explosión, no hace ruido y no contamina. Realmente no lo entiendo, pero el ciclista no quiso crear polémica y acató las órdenes. 
Los kilómetros pasaron deprisa, apenas tuve tiempo de fijarme en la ermita de la virgen de las Nieves, una construcción peculiar, de forma triangular, que siempre me llama la atención. Me sorprendió gratamente no encontrar viento al llegar a la arista de la montaña. Seguramente era la primera vez que podía ver el barranco sin la sensación de vértigo incrementada por las rachas de viento que siempre soplan por esos lares. Las cosas estaban saliendo demasiado bien, todo parecía muy fácil, no podía creérmelo.
Hacía bastante frío. El chubasquero me vino muy bien para bajar hasta la estación de Pradollano, donde la Organización había montado una fiesta con comida final más que aceptable. Me sorprendió por la cantidad y variedad de comida, mucho mejor que en ocasiones anteriores. En mi opinión, un sobresaliente para Mamut Sierra Nevada, la empresa que gestiona la prueba.
